De princesas, santos y madres

On 9 mayo 2011

Las pasadas semanas hemos asistido a la celebración multitudinaria de varios actos, unos de carácter particular, aunque de cobertura internacional: boda de de la realeza en Inglaterra y beatificación del Juan Pablo II en el Vaticano; y otro de carácter anual: celebración del día de la madre.

Asombra ver cómo en pleno siglo XXI la casa Real Británica y el Vaticano, en un intento de recuperar adeptos para la causa real en un caso y católica en el otro, han hecho un esfuerzo mediático, efectista y basado en un marketing estratégico que no se nos puede escapar.

A ese mismo marketing estratégico acudieron ciertas empresas hace años para vendernos la celebración del día de la madre con unos fines mercantilistas tratando de incentivar el consumo y aumentar la compra de regalos con los que sorprender a nuestras mamás.

En todo ese tiempo nos hemos ido olvidando de la esencia de las cosas y hemos antepuesto mucho boato y consumo, a la sencillez de los actos de visibilización y homenaje, más coherentes con lo que trasciende a la maternidad y a las creencias religiosas o políticas.

En el tema concreto de la maternidad y familia cabría hablar y reivindicar muchos espacios de igualdad que a las mujeres y madres nos han sido negados o de los que se nos ha obviado. Y eso deberíamos hacerlo cada día del año.

Pero desde aquí queremos reivindicar que otras formas de maternidad y familias son posibles y que haríamos muy bien en celebrar la diversidad que ese universo representa. Es el caso de mujeres lesbianas y de las familias homoparentales.

Queremos dar voz desde aquí a todas esas madres lesbianas y familias formadas por dos mujeres que, a pesar de las dificultades, siguen luchando por obtener el respeto y la aceptación social que las leyes ya le están reconociendo –al menos en España-.

Madres podemos ser todas y tenemos derecho a ello, de ahí que rechacemos sucesos como el que ha tenido lugar en el principado de Asturias al denegarse el derecho a la fertilización a una familia conformada por dos mujeres, y también rechazar una celebración como el día de la madre tal y como está concebido que invisibiliza a un porcentaje de mujeres y familias importante.

No estaría de más que entre todos hiciéramos una reflexión sobre todas esas tradiciones que cada vez son más incoherentes en un mundo plural, diverso y rico y que puede que festejen actos compartidos por una generalidad, pero esa generalidad oculta y no incluye a las minorías que padecen continuas discriminaciones de trato.

Esperemos que todos esos políticos que en estos días buscan nuestro voto, no se olviden de que detrás de la palabra votantes existen muchas realidades y que sus políticas han de ser inclusivas, plurales y no discriminatorias.

BEGOÑA SÁNCHEZ BARROSO


 

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